Textos sobre la educación de personas sordas en relación a Manuel Godoy .

Fragmento de una Carta de José Miguel de Aldea (1805 fue nombrado por Munuel Godoy presidente de la Comisión del Instituto Pestalozziano) dirigida al editor de El Diario de Madrid en 1795 bajo el título: En favor de los Sordomudos.

"Hace pocos meses que vino a esta Capital Gregorio Santa Fé, natural de Huesca en el reino de Aragón, de edad de 22 años" sordo y mudo de nacimiento es huérfano de padre y madre, y la miseria le redujo a la extremidad de abandonar su Patria y venir a la Corte con ánimo de presentarse a SS. MM. y excitar su real conmiseración, a fin de lograr una pensión o subsidio para aprender el dibujo y la pintura, a que tiene natural inclinación"

Escritos sobre Gregorio Santa Fé (alumno sordo).

"...por sus ademanes de manos y cabeza, por sus señales de aprobación o reprobación hechas a tiempo, por su risa o ceño, según requería el pasaje, llegué a creer que no era sordo sino mudo por defecto de la lengua". (Querol (actor de la época))

"En efecto, habiéndole examinado dicho Padre [Navarrete], quedó atónito como nosotros, y confesó con la ingenuidad propia de su profesión y de todo hombre de talento, que en ninguna Escuela de Europa era conocido aquel arte de entender por el movimiento de los labios..." (L´Epée)

"La habilidad del que enseñó a Gregorio de Santa Fé es infinitamente superior; pues entiende a cuantos le hablan aunque jamás los haya visto, ni ellos hagan esfuerzos para marcar bien con los labios al tiempo de pronunciar. Comprende a cualquiera que profiera en un tono regular, aunque los movimientos de sus labios sea a una distancia más que regular, recibe todo lo que dicen, y copia a la letra sus mismas palabras; y en esto nos excede a los que estamos dotados de los cinco sentidos." (L´Epée)

"Otra prueba de esto es que cuando le hablo hace los mismos movimientos de labios que yo y además los repite contigo antes de responder por escrito; y habiéndole dicho un día que no menease los labios cuando yo le hablaba me respondió que sin hacer esta diligencia nada entendería." (Fernández Navarrete)

"ni entre los discípulos de L´Epée, ni en ningún otro país, había hallado un sordo tan diestro en el arte de entender por el movimiento de los labios, como nuestro Gregorio de Santa Fé." (Antonio José Rouyer)

"la habilidad de este muchacho era prodigiosa y nunca vista, particularmente si se atendía al escaso tiempo de cinco años y medio que el P. Vidal había empleado en enseñarle a leer, escribir y entender por el movimiento de los labios..." (Antonio José Rouyer)

"Sin duda el Padre Vidal abía perfeccionado el alfabeto labial, que propiamente debe ser un alfabeto fijo e invariable como lo es el Manuel para los sordos o el escritural o de las letras para nosotros; quiero decir que precisamente ha de estar fundado en los principios y movimientos de la lengua, labios etc., que naturalmente corresponden a la pronunciación de cada vocal por sí sola, y de las vocales y consonantes juntas y combinadas entre sí.

Esta conjetura mía puede conducir a los observadores al descubrimiento de este alfabeto labial en toda su extensión. No cabe duda que es alfabeto tan fundado en principio geométrico y mecánicos como nuestro abecedario; y la prueba es que el dicho Gregorio de Santa Fé, no solo entiende en general lo que le dicen (como sucede a muchos sordos y mudos que no han sido educados según arte) sino que copia a la letra cuanto le dicen." (Fernández Navarrete)

Manuel de Godoy y Álvarez de Faria, Príncipe de la Paz y Duque de Alcudia en sus "Memorias"

"La vista de un Gobierno debe estar atenta sobre todas las clases desvalidas. La sociedad civil, verdadera compañía de asistencia y socorros mutuos, no ha cumplido su objeto mientras se encuentre en ella, por su olvido o negligencia, alguna clase, un tan solo individuo a quien no alcancen sus medidas protectoras. Hablar de esto a Carlos IV era hacerle la corte más cumplida. Una noche, en la reseña que solía hacer conmigo de las necesidades de sus súbditos y de los modos de prestarles remedios o consuelos, me vinieron al pensamiento los infelices sordomudos. Con nombrarlos fue bastante. En aquel mismo día [ julio o agosto de 1794] había visto Carlos IV con particular contento los profesos de los niños pobres de San Idelfonso. El día siguiente su primer cuidado fue decretar la escuela y el amparo de los que carecían de la palabra y el oído. Esta escuela real y gratuita fue establecida sin demora en el Colegio del Avapiés, al cargo y dirección del Padre Navarrete de Santa Bárbara, sacerdote de las Escuelas Pías, religioso consumado en doctrina e ingenio, con todas las virtudes de su estado... Pocos años después, he allí otra Escuela de la misma enseñanza, abierta en Barcelona bajo la dirección del piadoso sacerdote don Juan Albert. El abate Hervás le asistió y ayudó"

José Miguel de Aldea sobre el fracaso de Fernández Navarrete en su misión en el Colegio.

"... los sordomudos de la corte española no asisten a la escuela, en mi opinión, por la preocupación de la gente acerca de la seguridad y certeza de los principios del arte".

Antonio José Rouyer

"Durante mis estudios de Literatura en el Universidad Central, pude observar muchos días que algunos sordomudos vagabundeaban por las calles de la villa del oso y el madroño, y creyendo que el abandono de estos niños era un delito de lesa sociedad, hoy, que afortunadamente me encuentro con el título de Licenciado, me ofrezco a dar la enseñanza, con toda la perfección, de la lectura, escritura y cuentas, Religión, Dactilogía, Matemáticas, etc., siempre que se cree una escuela donde poder acudir los niños etcétera y además a proporcionar un oficio, para que puedan ser útiles a sí y a los demás"

Afirmación de Godoy, confirmada al disponer el Rey Carlos IV su financiación para el colegio.

"Consignamos y asignamos perpetuamente a dicha Escuela una pensión de cien mil reales de vellón"